Vacío acendrado

Reposando en el encuentro entre la prensa y la cafeína, se encontraba Romina un jueves por la mañana. Romina soy yo, pero me refiero a ella en tercera persona. ¿Por qué? porque cuando pienso en ella no pienso en mí, me imagino un personaje diferente. Es más, a veces creo que soy solo una idea … Sigue leyendo Vacío acendrado

Magdalena

(Fotografía: Dorothea Lange. Migrant Mother, Nipomo, California. 1936) Tiene un nombre curioso. Todos los extranjeros lo tienen. Es una lástima que vaya a ensuciarse. Pero puede venir conmigo, si quiere. Me llamo Magdalena. Soy vieja, pero mis huesos son duros. Casi tengo la edad de este vertedero. Setenta años cumplidos. No es que tenga una … Sigue leyendo Magdalena

Eugenio y la mapaná

Eugenio pasó toda la noche en la cantina, revolcándose en la marea del licor: había cumplido sesenta y cuatro años. Primero escuchó el desagüe de la quebrada que se hacía más fuerte a medida que se acercaba la salida del sol, y luego no escuchó nada porque un vértigo agobió su cabeza y tuvo que recostarla otra vez sobre las tablas sin pulir de la mesa. Para aliviarse escupió un buche de saliva espesa y todavía endulzada por la tapetusa, pero no logró desprenderse del malestar que le había dejado el mal sueño.

Caronte

Por Julián Castro De niño siempre soñaba con el río. Soñaba y cuando despertaba tenía la ropa mojada en orines. Mamá me decía que no pensara tanto en el río, pero yo siempre me imaginaba en él, atravesándolo con una barca negra. El sonido de la corriente me llenaba los oídos. Podía sentir mis dedos … Sigue leyendo Caronte