Segundo advenimiento

¿Cuando me atrape el canto de La Oculta quién tomará mis manos?
¿Si el veneno no endureció la palabra
y las redes de los pescadores rebosan con mis despojos?
Ahora traigo en los ojos la luna de las montañas que dormitaba en los cucuyos
                  la luna de las montañas que llamaba las aguas hasta
engordar los lagos.
Traigo en los ojos la luna de las montañas que iluminaba también las flores de los asesinos.
Me hallo con los pies cristalizados en el fin de un camino que solo recorre la noche
veintiún nostalgias adelante de mí, está el mar,
y tu cabello como follaje de todos los sueños, Mauren.

¿Cuando me atrape el canto de La Oculta quién cargará las redes de los pescadores?
¿Si el veneno no endureció mis despojos ni la luna de las montañas?
Los enemigos de tiempos sepultados toman las caderas de los amores festivos
y en la cima de los vientos  que no he presentido despeinan las crestas del mar
al frente tuyo, Mauren,       
con tus cabellos germinados como un follaje para todos los sueños y las derrotas
¿Qué bramido hondo es este hondo bramido que parece agitarse en las faldas de las mujeres?
Puede ser alegría lo que en mis dedos se deleita
           o los gusanos de una muerte cautelosa
Puede ser alegría y se inclina sobre los tambores
       y desordena las mareas
  y estremece las faldas
Puede ser alegría lo que se deleita en la muerte que despierta en mis dedos

¿Cuando me atrape el canto de La Oculta quién agitará las faldas de las mujeres?
para que caigan desprendidas las plumas de las guacamayas
y se haga tu sonrisa, Mauren, con tus cabellos como follaje para todos los sueños
y se oscurezca en mis ojos la luna de las montañas que también iluminó a los asesinos
y las redes de los pescadores atrapen la luna de las montañas que dormía en los cucuyos.
Puede ser de alegría la lágrima virgen y solitaria que se abre camino hasta la arena
El polvo de la partida clausurada me viene desde los corales triturados por los siglos:
La herida manifiesta, Mauren,
para que pudieras recibirme en el mar parecido a la alegría,
con tus cabellos como follaje para todas las almas perdidas,
y entonces las sombras del mar puedan  abrazar el corazón del poeta y el asesino.

Imagen: Rufino Tamayo.

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