Cinco poemas del libro Canción tardía

Por Pedro Arturo Estrada*

NOMINE FATUM

Allí donde ha desaparecido
toda luz y se desnuda la muerte
sonámbula

Donde la mano se ahueca aún
sosteniendo el contorno invisible
de otra mano

En el borde de las cosas
que todavía no saben del fin

Y el afuera que fluye
disonando

En el frío
en la calle
en el mundo que no acaba

Junto a la pared que resiste
el embate final

Adentro de ese pedazo vivo de tiempo
que soy

Rescoldo tenaz
fisura ardiente que no cierra:

Tu nombre
tu nombre.

CIEGOS

Atravesamos el día ciegos
y la noche nos toma
abiertos los ojos a la nada

a un vasto territorio en vela
de donde no vuelve nadie
pero sí el zumbido de infinitos grillos
subatómicos enhebrando la tiniebla

Merodeamos aún indecisos
ese vértigo íntimo
siempre abierto

ese pozo vacío del yo
del que tampoco regresa
ningún eco

Y a la orilla del sueño
abandonamos las últimas
monedas de luz

mendigadas al amor
en la ya remota

-mañana.

EL MIEDO 

Este es el futuro tan temido
con sus horribles horas imaginadas
abriéndose en tus venas

Su cara al fin vista de frente
en la luz sin sobresaltos
que refleja el espejo

Esto que parecía tan lejano
de aquel dejar pasar los días sin pensar
sin sentir que pasaban

Y esta tu mano al fin
escribiéndolo en la certeza

-de lo irreparable.

QUIÉN JUNTÓ LA CENIZA 

Quién aguardó hasta el alba
deshora por deshora
atizando la hoguera
del insomnio

Y veló sin saberlo
su propio cadáver

Quién musitó
la torva jaculatoria
del condenado

antes de desaparecer
borrado por la luz
junto a los vivos

Quién juntó la ceniza
del que ahora regresa

y camina de nuevo
por las calles.

CALAMAR INSOMNE

Arriba de todo está el aire, la tenue respiración de los mares que no viste pero sabes que aguardan, su infinito vaivén y el brillo de sus peces deslumbrando tus noches. Viene aún el deseo de asir lo imposible, vaciar de ti -calamar insomne- la tinta de tus dudas como un gesto todavía inocente, como una ambición triste.

No hay más sueño ni ojos que lo agoten. Derivas solo en el secreto del agua, oscuro latido, ensoñación callada.

Ni el tiempo ni tu sombra alargándose en la arena abisal importan. Sólo vives y te mueves en la soledad de la página donde llamea la letra joven y se renueva -pese a todo- la antigua música de las profundidades.

*Pedro Arturo Estrada – Colombia, 1956. Ha publicado Poemas en blanco y negro (1994); Fatum (2000);  Oscura edad y otros poemas (2006); Suma del tiempo (2009); Des/historias (2012); Poemas de Otraparte (2012); Locus solus (2013); Blanco y negro (Antología, 2014) y Monodia (2015). Sus poemas aparecen en algunas antologías nacionales y del exterior. Textos suyos han sido traducidos al inglés, francés, rumano y portugués. Premio Ciro Mendía (2004) y Casa Silva (2013) entre otros.

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